Si se reduce paquete, aumenta el estrés.

Lorena siempre quiso tener la parejita. 

Ricardo siempre quiso “lo que tú días gordita”. 

Lorena nunca quiso renunciar al ascenso. 

Ricardo nunca quiso responsabilizarse del departamento. 

Lorena nada quiso saber de una existencia más lenta. 

Ricardo nada quiso saber de una vida repleta. 

Lorena quiso todo el checklist (de papá) del éxito.

Ricardo quiso todo lo que acudió a su encuentro. 

Dos personas muy diferentes, que tienen el mismo problema. 

Cuando el estrés laboral arrecia, no hay paraguas que frene la tormenta en casa. 

Lorena desde el petardo en el culo. 

Siempre va al límite. 

Si el agua sube, no tiene escapatoria. 

Ricardo desde el “no me presiones”. 

Ha tragado mucho y muchas veces. 

Ya no tiene aguante para más demandas. 

Ahora los días entran en downsizing (reducción de tamaño).

Tanto por la reducción de horas de luz en esta parte del mundo.

Como por el shrinkflation (encogimiento e inflación) del tiempo disponible.

Estos “palabros” se han puesto de moda. 

En el súper, te dan menos cantidad de producto. 

Re-ingeniería de paquetes, sin reducción de precios. 

Minus-embalar.

Volviendo a los días.

¿Todos siguen teniendo sus 24 horas? 

De 60 minutos, sí. 

¿Por qué dices que se reducen?

Realmente, lo que se reduce es la apreciación de tu día.

Antes:

Siesta inducida por el embrujo del tinto de verano.

Libros que te hipnotizan en el danzar de sus letras.

Paseos languidos lamiendo helados.

Ahora:

Lorena, no me grites a mí, que hay atasco.

Espabila Ricardo, que hay que comprar los libros a los niños.

Dejar la mierda del Tiktok, que llegamos otra vez tarde a clase.

El día no parece contener 24 unidades de una hora.

Te han tangao, han debido meter alguna menos.

Lorena y Ricardo están de los nervios.

Tirándose los muebles y los niños a la cabeza.

Sacando mierda y guardando imágenes de lentos asesinatos.

Sin saber que les lleva a estar así:

Lorena siempre quiso ser dueña de su tiempo. 

Ricardo siempre quiso gestionar a placer su momento. 

Lorena nunca quiso que por estrés su brillo se apagara. 

Ricardo nunca quiso que por estrés en conflicto entrara. 

Lorena nada quiso saber de aflojar el objetivo. 

Ricardo nada quiso saber de perder su “zen-tro”. 

Lorena quiso toda la admiración de cada persona.

Ricardo quiso toda la armonía en pack contenida. 

Cada persona tiene sus desafíos.

Pero también sus patrones de comportamiento.

La relación que tienes con tus emociones.

Los mensajes del cuerpo. 

Cómo interpretas las cosas

Y qué otras formas hay de hacerlo.

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Manu Galán

Coach, facilitador y formador en desarrollo personal. Servicios para particulares y empresas.

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