¿Dónde vas con esas pintas? Súbete los pantalones y arréglate esos pelos.
Va de frases de padres, pero también de ser lo más tú que puedas para tener sentido o propósito de vida.
Cosas de esas de:
¿Dónde vas con esas pintas? Te voy a tirar esa ropa, que das penita.
Súbete los pantalones, que vamos a verte ya la pierna por debajo de los gayumbos.
Arréglate esos pelos, qué menudas greñas me llevas.
Aféitate que pareces un indigente (antes de que los hispstes popularizaran el estilo leñador)…
Y del físico:
Come más, que pareces salido de un campo de concentración (sí, antes se hablaba así).
No comas tanto que te estás poniendo como un trullo (un tonel o una mesa camilla).
Haz más deporte que eres un tirillas y tienes menos fuerza que el pedo de un marica (esto también se decía).
Lo hacían para que te metieras en cintura.
Los padres “normales” tan solo querían zarandearte con la crítica.
Los no tan normales, romper tu autoestima con la intención de que la reconstruyeras “mejor” o al menos a su gusto.
Un fuquin castigo negativo, pa’certe una persona de bien.
En la edad del pavo, la individuación (ahora te cuento que es eso), está que’cha’fuego.
Nos juntamos grupos para perdernos en ellos, a ver si nos encontramos.
En realidad, es la salida del paraguas (en bastantes ocasiones, yugo) familiar.
Se desafía los límites y los padres flipan.
Donde antes había sumisión, ahora hay rebeldía.
Con rigor científico, de juntar unas cuantas ideas de otros, te cuento que:
Desde la etapa intrauterina a los 7, el grueso de la personalidad se forja (sí, como en la fragua).
Y se pule con experiencias hasta los 10, en que se pasa de pantalla a golpe de hormona.
La adolescencia atolondra hasta los 19.
Desde ahí, viene una etapa de fulgor hasta los 25, que es la edad en la que se termina el desarrollo del hemisferio izquierdo.
En esos años (19 a 25), se supone que tienes el punch biológico para tratar de colocarte (de empleo) y encontrar pareja.
Continuamos hasta la crisis de los 40 completando el check list del bientener.
A los 40, con to’l´pescao vendio, te das cuenta qué hace dos días querías cambiar el mundo y ahora cuesta la vida, recuperarte de una cena en la que te pasas con el vino.
Llega otra búsqueda de autenticidad (que si se te ve el cartón y lo llevas mal, lo mismo te da por comprarte un deportivo y dar pena intentando ligar con jóvenes; o te pones morros de pato y uñas de mala de Marvel).
En esta etapa, mucha gente encuentra el desarrollo personal y trata de remover estructuras.
Luego la vida parece que se simplifica con la jubilación, pero de no tener agarrado el tema del pa’qué estoy aquí, se convierte en una muerte a pellizcos.
Los que tengan hijos mayores de 20, saben que esto pudo ser para ellos, pero no lo es para sus hijos:
En la adolescencia pueden ser más tiranos y/o más benditos de lo que pudiste ser tú.
Que no todos ello se exponen a estar en grupos.
Eso del impulso de los 19 a 25, caducó con el invento del smartphone.
Y que la carrera del bientener ya no es la del bienestar.
Un torpedo en la línea de flotación de las creencias de sus progenitores.
Esto, así contado, da para recorrerte el pasillo de vinos del Mercadona y llevarte todo lo que te quepa en el carro…
… pero voy a plantearte el viaje de otra forma, con la famosa individuación del príncipe de la psicología, Mr. Carl Jung.
Que en basto (como un bocadillo de fabada), la individuación es hacerse un individuo:
Individual: separado de lo que trae tu clan y los proyectos que tenían tus padres para ti o las promesas que te hiciste respecto a ellos.
Persona: ser una completa por sí misma (tu mismidad).
Te lo hilo a llevar pintas de adolescente, por la necesidad de salir del ala de tus padres, pero eso solo es una parte de esta peli.
— Sí, Manu, ¿qué es lo que aporta la individuación?
Me alegra que me hagas esa pregunta 😉
Aclarando que es un proceso a capas, como los anillos de un árbol, en la que cada vez que vas más hacia el centro, encuentras más sabiduría:
Aceptación de tus partes y verte al completo (movilizando el pasado, el inicio de mi método M.A.G.).
Pulir expectativas sobre ti, descartando las de otros.
Afinar tu comportamiento, trayendo al consciente lo que queda en tu sombra, por mayor autoconocimiento (de ahí que esté en el centro la A.).
Libertad (ya no decides sujeto a patrones prefijados, ni te dejas llevar por las opiniones de otros), autenticidad (hacia ti u otros), y apertura a la transformación.
Dirección en tus acciones y propósito de vida (la G).
¿Quieres más? Vamos con ello.
Etapas o fases de la individuación:
Son cinco, como los dedos de la mano.
Y no es que agotes una para llegar a la siguiente.
A lo largo de la vida podemos estar entrando en fases en paralelo y pillando partes del pastel por separado.
1.- Eres más de lo que piensas (despojarse de uno mismo y primer acercamiento al inconsciente):
Partiendo de tener capas o niveles, identidades si lo prefieres, muchas de ellas te quedan ocultas, como la bondad de un político.
Tienes impulsos, deseos, emociones y pensamientos no expresados, subyugados, olvidados… …evitados o reprimidos.
Es darte cuenta de que tienes cosas que has negado en ti, porque otros dijeron que eso era ajeno a tu persona o ya te lo dijiste tú.
Hay un “más de ti” que siempre ha estado allí.
También entra aquí lo ignorado, “lo no visto”, lo que ni se piensa posible (como el reparto justo de tus impuestos).
Pudiste creer que no te correspondía ni un cacho, que de eso no tienes nada o está tan alejado… que nunca lo habrías reconocido como propio.
Se entiende mejor si piensas en el menú de funciones de tu móvil.
Algunas de ellas no las manejas porque ya usas la que te dijeron que tenías que usar por defecto.
Otras que nunca pensaste que eran para ti, que eso es para otros tipos de personas.
Hay funciones que no sabes qué son y no las exploras.
Submenús enteros que te eran ajenos, que no sabías ni que tenías.
En esta fase, por descubrimientos de la Vida (menos agradables, que más), empiezas a estudiarte los menús.
A identificar funciones, a tratar de experimentarlas y buscar comprenderlas.
Esto lleva hasta mucho después de necesitar un gachetobrazo para leer lo que pone en la pantalla.
Te dejo las otras cuatro fases de la individuación para el siguiente artículo, pero por si te quedan dudas de esta primera, te pongo ejemplos personales:
Era bastante de lado izquierdo, pero eso no ha significado que no desarrollara mucho el derecho.
Al ser disléxico, todo lo que supusiera formación me tendría que ser ajeno (era un fracaso escolar con patas), y aquí estoy, ingeniero y escribiendo esto.
De pequeño dejé bastante de lado el deporte, no se me daba bien por mis pies planos y eso quedó relegado.
Creatividad y arte, más de lo mismo….
No es que sea un modelo de nada.
Hay personas mucho más ejemplares en estos descubrimientos.
Pero acompaño muy bien a otros en ello, para ello:
1º te suscribes en el cajetín al final del artículo (por política de privacidad y hacer filtro).
Te serán muy útiles los regalos que acompañan con el correo de bienvenida.
2º me contestas a cualquiera de los emails que te mande y vemos si somos compatibles.
Un abrazo,
Manu
PD 1: Lo que empezó como frases de padres frente a épocas de rebeldía, termina en el viaje más grande de la vida.
PD 2: Las cuatro siguientes etapas irán acompañadas de las críticas de los padres a los modélicos de sus hijas.
PD 3: Sobre el artículo anterior (este), María me escribe:
“… cuando dijiste: Y si ser crudo y/o malsonante (que tampoco es pa'tanto) te afecta, tienes un trabajo emocional previo que realizar. Casi no lo leo. Me gusta la ortografía, la corrección, sin palabrotas. Soy de otra época. Me ha encantado y te lo agradezco mucho el contenido que haces… …parece que miras por un agujero mi alma…”
No es que mire el alma de María a lo voyeur, es que hay carreteras comunes y “me veo y me quiero” es una de ellas.
PD 4: Esto se lo mando a mis suscriptores.
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