El cubo de cangrejos. Un síndrome marcado a fuego en los genes.
Tienes una versión en audio bajo estas palabras y, justo a continuación, en texto.
Puede que ya escucharas que, si metes un montón de cangrejos en un cubo, y va a escapar uno, el resto se pinza a este y lo retienen.
Esto es lo que pasa constantemente en nuestra sociedad.
Personas que tratan de progresar económicamente o ser más felices, a las que otros no quieren dejar avanzar.
Es el origen de muchos boicots sociales.
Condicionamiento físico-emocional.
Debemos nuestro progreso a la capacidad de trabajar en grupo.
De transmitir el conocimiento.
De empatizar con el otro (más bien con el considerado cercano).
De renunciar a cosas por el bien común. Etc.
Pues bien, este progreso, lleva implícito un beneficio de supervivencia.
Pero también, unos aprendizajes emocionales muy marcados.
En la parte “premios”, los refuerzos hormonales principales son 3:
La serotonina, nos gratifica la bondad y el estatus dentro del grupo.
La oxitocina, recompensa el vínculo emocional (en especial la empatía, compasión y confianza) y las relaciones sexuales.
La endorfina, se genera en un vínculo social divertido o estimulante y regula el estrés y el miedo.
No hay que perder de vista que la evolución premia estar en grupo.
Desde el lado de los “castigos”, tenemos sentimientos muy potentes:
De las que algunos etiquetan de negativos, pero que, en realidad, son como el resto.
Y su información es muy valiosa para nuestro bienestar, pese a que se sienta desagradable.
Soledad (en la connotación de dolor por no tener compañía).
Vergüenza (sentir inadecuación respecto de otros o de un concepto social).
Culpa (la que surge por el daño infligido a alguien o el temor a algún tipo de represalia).
Pese a que hay más sentimientos (interpretaciones mentales de las emociones), estos son los que más nos empujan a volver a vincularnos al clan.
Son “zanahorias y palos” que, a nivel personal, te atraen de nuevo a tu lazo social.
Pero, no solo es doloroso para ti…
Si tú te apartas, el grupo sufre.
La vida de nuestros parientes lejanos, ha sido muy dura.
Se tenían que organizar, esforzarse y guerrear para obtener recursos.
Tener una vinculación fuerte hace que aumenten las posibilidades de supervivencia.
De ahí que se premie la adhesión y la similitud, y se castigue lo diferente.
¿Quién no ha oído decir frases tipo?
La oveja negra.
La manzana podrida.
El rarito de la familia.
Tienden, por medio del dolor de la exclusión, atraer a la persona de la que se habla mal y que otros no sigan su camino.
¿Te leyeron cuentos tipo?
El cuento de la lechera.
La hormiga y la cigarra.
Los tres cerditos.
Sus moralejas fomentan el perfil bajo, la sumisión o formas estandarizadas de proceder.
Para las personas, que de adultas, no se cuestionan sus creencias,
y avivadas por sus sesgos de confirmación,
que te quieras ir de un determinado clan no es aceptable.
Esto se explota hasta la saciedad.
Por los políticos, que prefieren apelmazar a sus fans que consensuar electrones libres.
Por las empresas tóxicas, que te dicen que “hace mucho frío fuera”, pero que te tratan de pena.
Por las “amistades”, que condicionan desde como vistes a como piensas.
Por la familia, que te dice que estudiar y con quien ir.
Hay cangrejos que intentarán que no salgas del cubo. 🦀 ⤵️ 🪣
Síndrome del Cubo de Cangrejos
Cuando se habla del Síndrome del Cubo de Cangrejos, se refieren más a necesidad de igualar a otros por debajo.
Desde la envidia y la desvalorización se piensa:
“Si yo no lo voy a conseguir, que no lo consiga nadie”.
Y a pesar de ello, queremos progresar.
Está en nuestros genes.
Ir hacia delante.
Puede que no escucharas su llamada.
Pero seguro que has escuchado el dolor que sientes al no avanzar.
Lo que rasga por dentro, es llevar una vida inmóvil y por debajo de tus posibilidades.
Sin cumplir tus expectativas que se alinean con tus verdaderas potencialidades.
Hay dones a explotar y talentos a desarrollar.
Se me da bien que te hagas cargo de ello.
Y que identifiques tus cangrejos.
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