¿Hay emociones negativas? 3/3 – Poder y medida.

Un nos huevos con emociones. Foto: unsplash-image-dTgyj9okQ_w - Manu Galán - www.ManuGalan.com

En artículos anteriores… vimos lo que se asocia a la etiqueta “emociones negativas” y la relación con el dolor.

 

Para éste, voy a plantear que, al igual que las creencias, las emociones te pueden dar poder o quitártelo.

E incluso dentro de esto, un exceso de emoción empoderante, llega a ser contraproducente y se vuelve limitante. 

 

— A ver Manu, ¿pero no eran las creencias lo empoderante o limitante?

También. Toda creencia o juicio, lleva consigo una emoción o grupo de emociones en la mochila. 

 

Emociones limitantes: 

Diremos que una emoción es limitante, cuando te impide hacer/conseguir aquello que deseas. 

Ojo, que ya expliqué, en el primer artículo de la serie, que:  

Las emociones son inteligencia biológica.

 

Por lo que, de alguna forma, esa emoción que te impide hacer aquello que quieres, también te indica un beneficio. 

Por ejemplo:

El miedo a hablar en público, te puede defender de una hipotética perdida prestigio. 

 

En casi todas las ocasiones, las decisiones tienen dos caras, y toca elegir. Y el dolor asociado, puede ser inevitable

 

Mucha gente las tilda de negativas, por no dejarte hacer la acción deseada.  

Sería el caso de:

Estar tan triste que tienes el cuerpo cerrado, como si te fueras a hacer el ovillito y vas a una entrevista de trabajo.

Pues te va a ser más difícil, no nos vamos a engañar.  

 

Desde ciertas emociones, solo podemos hacer ciertas acciones. 

 

Un tercer ejemplo:

Si vas a pedir un aumento y tu responsable, está con la furia a nivel apocalipsis.

Lo más prudente es que lo dejes para otro día, porque esa persona no está en disposición de valorarte adecuadamente. 

 

Emociones empoderantes: 

Son aquellas emociones que nos dan fuerza, alas, aliento, perseverancia…

Están a favor de lo que vas a conseguir.

 

Son coherentes con la meta, pese a que tengas otras emociones que no estén alineadas. 

Son adaptativas al propósito.

Como:

Querer ligar con el pibón del curro, y derrochar la emoción de la seducción.

Y, pese a que puedas tener miedo de date el guarrazo, esta emoción tira más fuerte. 

Pero, como decía antes, si te pasas de vuelta, y pongamos que te ha rechazado.

Continuar lanzándote con esta emoción, no va a hacer que consigas tu objetivo.

Seguramente lo aleje. 

 

Otra referencia de esto es cuando:

Quieres a toda costa cambiar de departamento, crees que lo mereces y te nace la rabia asociada, a lo que crees tu derecho.

Esta emoción es muy poderosa, muy energética.

Te lleva a hacer acciones y a conseguir logros. A avanzar mucho.

Pero, pero, pero,… si te pasas de rosca, ese merecerte se convierte en exigencia.

Lo que finalmente desencadena en dureza, hacia dentro primero y luego hacia fuera.

Nuevamente, lo que era genial para conseguir algo, se torna en un freno.  

 

Usar el poder de la emoción: SÍ.

Pero en su justa medida.

Como diría el gran Stan Lee, en boca del tío moribundo de Spider-man:

Un gran poder, conlleva una gran responsabilidad. 

 

¿Quieres desatar tu gran poder? 

¿Quieres no pasarte de frenada? 

¿Quieres soltar las emociones limitantes? 

 

Te acompaño a pasar de límites a descubrir tu poder, pero sin las mierdas de charlatanes.

Hasta donde no sea pasarte por encima de ti, ni chorradas.

Paso a paso y con tu compromiso.

Regístrate gratis y me contestas al correo de bienvenida, el de los regalos, o a cualquier otro de buen contenido que hago (sin perderte nada, porque te llega a tu correo). 

De estar fuera: noticia, consejo o reflexión de desarrollo personal que te pierdes.

¿Te gusta la idea? Apúntate.

¿Qué te deja de gustar? Te das de baja. 

Manu Galán

Coach, facilitador y formador en desarrollo personal. Servicios para particulares y empresas.

Https://www.ManuGalan.com
Anterior
Anterior

La estadística dice que te quejas con razón, trabajas más que antes.

Siguiente
Siguiente

¿Hay emociones negativas? 2/3 – Miedo a sufrir.