Hay algo que te tragas y también mata… más que el colesterol

Mujer mordiendo un boli mientras mira noticias. Blog de Manu Galán en www.ManuGalan.com

¿Cuánta información crees que recibes en un día?

Muchísima.

Demasiada.

Paladas.

¿Y cómo es esa información?

Normalmente, una mierda.

Como media, asquerosa.

Y las cabezas locas sin darnos ni cuenta.

Si te gustan los datos frikis te dejo esta infografía.

Fuente de datos de cantidad de información consumida en 2020

Fuente: domo.com/blog/what-data-never-sleeps-9-0-proves-about-the-pandemic

Pero el subconsciente retiene muchísimo más que el consciente.

Bueno, casi toda...

El 95% de la información que recibimos es de forma inconsciente.

Y en parte es normal. Tiene que atender a procesos que saturaría nuestra capacidad.

Funciones del organismo y atención de segundo plano.

Para otro artículo hablo de la influencia de la multitarea, la atención dividida y procesos menos conscientes.

Ahora vamos con lo que nos enfocamos intencionadamente nosotros.

Cada minuto se realizan 5,7 millones de búsquedas en Google en todo el mundo.

Cada día de 2025 se generarán tantos datos como en 2020.

Visualiza el día medio de un profesional (de los que la lían, pero no eres tu, claro):

  • Se medio despierta y ya hay un puñado de notificaciones, que leerá entre legañas. Alguna historia de revanchismos que no cesan, que viene otra enfermedad rara nueva y algo adicional para un futuro espeluznante.

  • Puede consultar algo en el baño mientras maldice el despertador y el destino. Así, antes de ir a la ducha, pasan desapercibidos los 7 olores con los que se enjabona, pero su mente estará frente a la crisis de turno. En muchos casos, es una movida del trabajo (de ese que genera estrés laboral y que te acompaña también fuera).

  • Tras el primer ataque de cortisol, un café (espabilamos que hay tajo) y las noticias chungas de la TV untadas en la tostada.

  • En la procesión coches atascados, insultos a los imbéciles que no deberían conducir y la rádio regalando más dramas y anuncios de alarmas (a la del segundo la entraron a robar, la ocuparon el piso y fue su culpa).

  • Ya llega a la oficina con las pulsaciones de un condenado a muerte y la mirada en el fin de semana (oh mierda, toca ir a la compra y suegra). Café con los otros destripadores para pasar a cuchillo a los primeros compañeros, clientes, proveedores,... la amargura es más dulce retro-alimentada con mis salaos.

  • Continúa el día entre relatos de marrones (alguién se dejó el ventilador encendido y salpicaron), quien gusta de sufrir o hacer sufrir con el deporte de turno, quien no durmió por cuarto mes consecutivo por lo mejor que le ha pasado en la vida, los precios altos, los bajos sueldos, los anhelos de una ventana con vistas a un triste árbol... más café, más marrones, más idiotas entre los compañeros, clientes, proveedores,... odio a las jerarquías superiores y departamentos colindantes. “Cuando pasan a mi lado me hierve la sangre”.

  • Menos mal que voy mirando el móvil. Las facturas que llegan, los grupitos (en los que alguien se descuelga poniendo osos de colores deseando buenos días), las mil notificaciones que no dicen nada,… espera, espera, menos mal que están las redes sociales: que puta envidia esta gente que pone fotos de vacaciones cuando no toca (seguro que se ponen los cuernos), uiss la receta que nunca haré, que gracioso el animalillo este y que animal la personilla esa. “Han pasado 5 minutos, ¿cómo irán las cosas por el mundo?”.

  • No ve el momento de remontar el atasco (Radio Crisis con problemas a todo volúmen) y pelear la cruzada de aparcar. Llegar, por fin a ese hogar con todo por hacer, para ver que la pareja tuvo el mismo día de mierda. “Pero mira, se lo voy a contar”. Y dramatizado… las conversaciones con vocecitas y comentarios con voz en off como en las pelis. “Cuenta ahora que te escucho”, mientras imagina en qué la cagó para que todo sepa a aceite de ricino.

  • Ponen el informativo mientras cenan. No hay catástrofe que no sepa mejor con muchas patatas. Parece que murieron a patadas, menos mal que eran en países pobres. Y que no terminan las desgracias… venga que hay que ponerse una serie anestesiante antes de las cabezaditas en el sofá.

  • Más Instagram que le desata envidia, más Facebook que no hay nada pero bueno (pa’porsi), más Twitter que he odiado poquito hoy, más Linked que molan los perfiles con manos bajo los sobacos… va siendo hora de abrirse el Tik-Tok, que parece que falta algo.

¿Cuánta información de mierda te tragas al día?

¿Crees que no contribuye a pulsar tus resortes? ¿A cuánto estás de saltar?

¿Ves errores en alguno de los comportamientos de ese día típico? (que ya sé que de esas cosas, no haces ni una).


¿A qué esperas a darte una vida de mayor calidad, eliminado lo que te estresa y cambiando como ves tu mundo?

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Manu Galán

Coach, facilitador y formador en desarrollo personal. Servicios para particulares y empresas.

Https://www.ManuGalan.com
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