Dejar de jugar a no perder:
Va de jugar a no perder y del problema (como un estadio) que te puede generar.
Uso el furgol de ejemplo, sin que (tampoco) tengas que saber de ello.
Cuando un equipo pequeño, va al campo de uno grande, suele jugar a no perder. Ya que, es un resultado muy bueno en ese caso.
Pasa que, en la vida, hay muchas insatisfacciones que vienen de jugar a no perder. Ojo, que en algunos aspectos puedes estar que lo tiras y en otros eres amarrategui, estirándote menos que el portero de un futbolín.
Mira a ver si te suena:
· La conversación incómoda con ese
familiar que te tiene hasta el toto. Con el que te muerdes la lengua, no sea que la líes parda al estilo del Chiringuito.
· El no cambiarte de trabajo, pese a estar al límite de la locura. No sea que me salga mal “que fuera hace mucho frío”.
· El conformarte con una pareja que: “umm! mejor que la soledad es”, pero que con el tiempo no te vale ni para calentar banquillo.
· El convencerte que eso de la espalda, es del colchón.
· Las muchas fidelidades al clan familiar que van por ahí. Mejor dejas de ser y hacer lo que te encantaría, no sea que te lo echen en cara…
Muy pocas veces, me viene alguien a sesión sabiendo esto de forma consciente, siempre va vestido de excusa.
Hay quien dice (y yo lo he dicho también alguna vez), “Sí, sí. Yo juego a ganar”. Pero en realidad jugamos a una variante del catenaccio.
Que es un término que se usa en el fútbol. Lo inventan los italianos (que son expertos en ello): cuando meten un gol, acto seguido, tos’pa’tras a defender el resultado, sin arriesgar ni una miaja.
A ver, que estar fuera de la zona de confort todo el día es un estrés. Que si ganas un partido, te mereces un descansito para celebrar y disfrutarlo, eso está genial.
Pero te hablo de los casos en los que se te tuerce el morro cuando te sacan el Tema:
· Que si no sabes dónde se fue tu límite, pero siempre te pillan fuera de juego.
· Que si tienes el síndrome del domingo tarde (y no va de ver resultados).
· Que si es mejor buscar excusas que hablar en serio con la pareja.
· Que si prefieres gastar en fisio y pastillas, que afrontarlo en terapia.
· Que si no soportas estar en familia e inventas más excusas que cuando tu perro se comía tus deberes…
Jugando a no perder lo que tienes, pese a que no te complazca.
Con ganas de que se presente la oportunidad de hacer como Tarzán: que no soltaba la liana anterior, hasta pillar la siguiente. Pero estás cuestionando cada liana de la selva.
Y luego te sorprende la insatisfacción, que es muy mala compañera de viaje.
¿Te suena?:
— Es que lo tengo todo y no soy feliz.
— En general no hay nada malo, pero al final la vida ni fu ni fa.
— De un tiempo a esta parte, como con el COVID, no me saben las cosas. Ya ni bajarme el finde a la playa o el Tinder.
Pese a que pienses que el marcador va a tu favor, lo mismo no estás echando bien las cuentas (y te han metido un gol por la escuadra de penalti injusto).
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Manu
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