Emails de finales de agosto.
Son una serie de correos que convierto en web para que no pierdas ninguno.
CORREO 1:
En ocasiones tenemos que experimentar en primera persona lo que sabemos.
¿Te ha pasado que...?
Te tienes que dar la leche bien dada.
Pese a que tus amistades nos adviertan.
Pese a que en el fondo sepas que es un error.
Te pongo un ejemplo, que o has vivido en primera persona, o que te han contado.
Es el agotar la posibilidad de saber si puedo arreglarlo con la pareja, pese a que pinta a desastre.
Habrás notado que es como un imán, como un remolino que atrapa, como un agujero negro del que no se escapa,…
¿Te identificas?
En este artículo hablaba de la necesidad de certeza. Que es una de las 6 fundamentales.
Pues bien, ese atisbo de posibilidad remoto casi fantasiosa… es lo que cierra la certeza.
Lo que deja la puerta abierta a una esperanza de retomar el amor.
Te cuento esto por tres razones:
En estos días, he tenido un par de casos cerca.
El amor romántico es muy irracional: tanto que, si te pasara lo mismo con un coche, no te gastarías más dinero/esfuerzo en arreglar algo con tantos fallos.
Me sirve para hilar algo que quiero contar.
Esta “irracionalidad”, que puedes entender en un área tan sentimental como la pareja. Se puede trasladar a otras áreas.
No estoy fuera de esta trampa mental.
Pero eso, te lo cuento en el siguiente correo.
De momento, quédate con: poner un límite (pero el que elijas personalmente), en la que ya no pelearías por algo, o rendirte a que vas a intentarlo hasta que la hostia sea de película.
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