¿Hay emociones negativas? 3/3 – Poder y medida.
En artículos anteriores… vimos lo que se asocia a la etiqueta “emociones negativas” y la relación con el dolor.
Para éste, voy a plantear que, al igual que las creencias, las emociones te pueden dar poder o quitártelo.
E incluso dentro de esto, un exceso de emoción empoderante, llega a ser contraproducente y se vuelve limitante.
— A ver Manu, ¿pero no eran las creencias lo empoderante o limitante?
También. Toda creencia o juicio, lleva consigo una emoción o grupo de emociones en la mochila.
Emociones limitantes:
Diremos que una emoción es limitante, cuando te impide hacer/conseguir aquello que deseas.
Ojo, que ya expliqué, en el primer artículo de la serie, que:
Las emociones son inteligencia biológica.
Por lo que, de alguna forma, esa emoción que te impide hacer aquello que quieres, también te indica un beneficio.
Por ejemplo:
El miedo a hablar en público, te puede defender de una hipotética perdida prestigio.
En casi todas las ocasiones, las decisiones tienen dos caras, y toca elegir. Y el dolor asociado, puede ser inevitable.
Mucha gente las tilda de negativas, por no dejarte hacer la acción deseada.
Sería el caso de:
Estar tan triste que tienes el cuerpo cerrado, como si te fueras a hacer el ovillito y vas a una entrevista de trabajo.
Pues te va a ser más difícil, no nos vamos a engañar.
Desde ciertas emociones, solo podemos hacer ciertas acciones.
Un tercer ejemplo:
Si vas a pedir un aumento y tu responsable, está con la furia a nivel apocalipsis.
Lo más prudente es que lo dejes para otro día, porque esa persona no está en disposición de valorarte adecuadamente.
Emociones empoderantes:
Son aquellas emociones que nos dan fuerza, alas, aliento, perseverancia…
Están a favor de lo que vas a conseguir.
Son coherentes con la meta, pese a que tengas otras emociones que no estén alineadas.
Son adaptativas al propósito.
Como:
Querer ligar con el pibón del curro, y derrochar la emoción de la seducción.
Y, pese a que puedas tener miedo de date el guarrazo, esta emoción tira más fuerte.
Pero, como decía antes, si te pasas de vuelta, y pongamos que te ha rechazado.
Continuar lanzándote con esta emoción, no va a hacer que consigas tu objetivo.
Seguramente lo aleje.
Otra referencia de esto es cuando:
Quieres a toda costa cambiar de departamento, crees que lo mereces y te nace la rabia asociada, a lo que crees tu derecho.
Esta emoción es muy poderosa, muy energética.
Te lleva a hacer acciones y a conseguir logros. A avanzar mucho.
Pero, pero, pero,… si te pasas de rosca, ese merecerte se convierte en exigencia.
Lo que finalmente desencadena en dureza, hacia dentro primero y luego hacia fuera.
Nuevamente, lo que era genial para conseguir algo, se torna en un freno.
Usar el poder de la emoción: SÍ.
Pero en su justa medida.
Como diría el gran Stan Lee, en boca del tío moribundo de Spider-man:
Un gran poder, conlleva una gran responsabilidad.
¿Quieres desatar tu gran poder?
¿Quieres no pasarte de frenada?
¿Quieres soltar las emociones limitantes?
Te acompaño a pasar de límites a descubrir tu poder, pero sin las mierdas de charlatanes.
Hasta donde no sea pasarte por encima de ti, ni chorradas.
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