Manu Galán

View Original

Cuando imponerse demasiados compromisos es aplastarse a uno mismo

¿Hay algo malo en ponerse objetivos, tratar de establecer hábitos, querer sostener acciones en el tiempo?

NO. ¡Qué va!

Es más, te invito a que lo hagas.

Imagino, que te ha pasado, que te auto-impones compromisos (o conoces a alguien). ¿Es así?

¿Y por qué estas obligaciones (propias, repito) te cuesta abandonarlas?

Incluso si seguir con ellas te pudieran causar...

...molestias,

...carga,

...incomodidad,

...dolor,

...sufrimiento...


Esto nos pasa cuando generamos una lealtad a algo, que sostiene la idea de: "es importante lo que hago".

¿Para quién?

  • Para la propia autoimagen. Esa identificación de quién crees que eres, a la que rindes pleitesía.

  • Para agradar a las personas que conocen esta pesada responsabilidad. ¿Qué pensarán de ti?

  • Para la honra al camino recorrido, arrastrando el propio encargo. Ese sudor merece un altar.

Pues bien, cuando algo a lo que viste un beneficio comienza a escocer, es momento de replanteárselo.


— Hombre Manu, ¿todo? ¿Cómo dices eso?

Sí, sí. Desde la dieta o la pareja, a la medicación (a ver, con supervisión médica, eso blanco como la leche).

Te atornillan el "tienes qué" y el "debes hacer".

Luego no hay quien deje ciertas "mierdas" que te lastran.

Por ejemplo: Puede que seas en el trabajo, de las personas que:

  • El móvil 24/7 como una extensión de tu cuerpo.

  • Trabajas como si fueras a heredar la empresa.

  • Tu coco está en el curro mientras te bronceas en la playa o sacas el perro...

  • Incluso: Hay que mantener el ritmo de un artículo semanal... mi caso.

Pues sí. Tengo unas semanas más que apretadas y cerca las vacaciones, y ya estaba con la idea loca de mantener ese ritmo... PUES VA A SER QUE NO.

Si digo a mis clientes que: "con un compromiso, se cambia otro".

Es porque también me lo aplico.

Pese a que mi tendencia, es de hacer muuuchas cosas.

Es la experiencia la que marca, cuáles de entre ellas son las prioritarias.

Junto a la orientación, que dan los valores que me he marcado (y que también pueden variar), decido soltar por algún lado...

En esta ocasión la diana estaba en el artículo semanal, y más cosillas que no daban tanto sentido, en este momento.


Aflojar permite respirar y liberar espacio, para que otras acciones puedan tener cabida, para que otras cosas puedan venir, para que otros resultados puedan ocurrir.

Me ronda por la cabeza otro proyecto que tiene que ver con escribir.

En ocasiones, te ves como Atlas soportando sobre sus hombros el firmamento, porque generar la sana amplitud te es difícil.

Quizás, te bloquearías en un bucle infinito de análisis mental, entre cosas a despegarte (a desapegarte).

Existe la probabilidad, de que no palpes con claridad cuál es tu voz, y que tampoco descubrieras tus valores, esos que apuntan a tu norte.

Lo mismo deseas trasformar inercia en transformación y resistencia.

Puede, que no tengas sitio, en esa desbordada mochila, para lo que sería necesario en tu proyecto de vida.

Te das cuenta, que lo mismo no necesitas ser más productivo.

Que no necesitas tener objetivos y que lo más óptimo es tener un sistema.

Que más vale ser estratega que dejarse la vida haciendo y haciendo.

Yo te acerco tu linterna,

tú rehaces tu equipaje.

Yo te sostengo el mapa,

tú marcas la X.

Yo te afilo el machete,

tú te adentras en el follaje.

Yo te animo en el viaje,

tú disfrutas el camino.

¿Qué deseas lograr?