Manu Galán

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Gustos Musicales, Sustos Sociales y Disgustos Morales.

¿Te has fijado que se polemiza todo?

¿Cómo puede ser que cualquier cosa sea objeto de debate moral?

¿Para qué forzar tanta división social?

Te hablaré personalmente, pero no tendrías que identificarte.

Y si lo haces, y te pica… entonces es que te aplica.

Analizando el título, como si esto fuera el cole, tienes que:

1.- Gustos Musicales, Sustos Sociales y Disgustos Morales.

FANTASMADAS: Gusto, Susto y Disgusto (Shake, Rattle & Roll).

Fueron un comics de Hanna-Barbera y luego serie de dibus viejuna.

La traducción fue libre, pero orientada a que eran espectros.

Este es el primer punto a tratar, los que hacen fantasmadas.

Cuando, te “tiras el pisto” o alardeas exagerando, haces una.

Cuando te crees tan guay, que puedes dar lecciones a alguien que tiene éxito, eres un fantasma.

Yo lo he sido.

Joden que triunfen los que no están en tu línea de pensamiento.

Ahora, pese a que me rechine algo, prefiero preguntarme: ¿Qué habrá hecho?

Pese a que la persona, no cumpla mis estándares, en algo ha debido acertar.

2.- Gustos Musicales, Sustos Sociales y Disgustos Morales.

En agosto del 2022, “lo petan”: Rosalía, Bizarrap, Bad Bunny,…

Todos ellos, con una actitud que no gusta a los padres de la chavalería de ahora.

Pero antes, los que no gustaban eran: Nirvana, Smashing Pumpkins, Red Hot Chili Peppers,…

Y anteriormente: Beatles, Rolling Stone, Elvis,…

Juzgas desde tus gustos y tus miedos.

Clasificas, haciendo el efecto halo a lo que te gusta, y el resto es una puta mierda.

Juzgar es parte de vivir.

Viene un evento, una persona, un pensamiento,…

Lo pasas por el tamiz de la experiencia y lo metes en una cajita con un rótulo.

Esto es tal cosa y me relaciono con ella de tal forma.

Así crees saber cómo manejarlo.

No es que esté mal, lo hacemos todos, el tema es no engancharte a ello.

Si te crees eso a toda costa, enferma.

Tener juicios es negativo, si arrastras a otros por los putos suelos y ni te inmutas.

Si, la creencia te salió como un fórmula 1.

Puso a parir a alguien, pero te das cuenta y retractas…

…estarás más cerca de sentirte mejor.

3.- Gustos Musicales, Sustos Sociales y Disgustos Morales.

Luego, justificas desde tu auto-imagen la sentencia de esos gustos.

No es lo suficientemente culto, contracultural, elaborado, auténtico, virtuoso, hedonista, desfasante, rítmico, moderno, de la calle, rompedor, armonioso, comprometido, bailable, folklórico, romántico, alternativo, racial, …

Y con tu identidad por bandera, levantas defensas en torno a tu música.

Que servirá para aunar a los tuyos y luchar contra los otros.

Desde la atalaya de indignación, lanzas flechas envenenadas.

¿Y a eso le llama música? En mi época…

Como la vida es constante cambio, en algún momento triunfa uno que no te gusta.

Hasta en la sopa con la dichosa cancioncita.

En ese momento te das cuenta, que eres tu la persona aislada.

Que el mundo ha seguido girando, pese a que no te complazca.

Que, con lo que hacen otros, tú saques para el criticar en twitter, es por lo menos RARO. ¿Qué vas a aportar al mundo que no sea mala leche?

4.- Gustos Musicales, Sustos Sociales y Disgustos Morales.

¿Pero qué mierda de música es esta?

No canta / no toca / no baila / no tiene gracia / no es sexy / no…

Se cargan las armas de municiones de separación.

Olvidando, que esta moralización es un arma de doble filo.

Lo diferente sobresalta.

Te sorprendes de lo nuevo, de lo diferente.

Asustan las sorpresas, que no se sabes manejar.

Para pasar del susto a la sorpresa, solo hay que tener curiosidad.

Sin ella, solo queda la vía de tener miedo para procesarlo.

Te separas porque te da miedo lo que no entiendes, por tu falta de curiosidad.

La crítica ya no va a los gustos musicales, va a estereotipos socio-culturales:

Los que les guste el rock, serán unos sucios, violentos y drogadictos.

Los de la clásica, unos pijos de mierda, con un palo metido en el culo.

Los del perreo, unos guarros machistas, que piensan con la entrepierna.

Los que estén a la última, serán unos trending, que no hacen nada y no piensan en otra cosa.

Y continúa…

Los de la electrónica, pastilleros taraos.

Los de la música latina, panchitos refrotadores.

Los del folklore, dinosaurios esperando el merecido meteorito.

Los del hip hop, negratas traficantes.

Los cantautores, aburridos y muertos de hambre.

Los del Jazz, raritos gafapasta.

Los del flamenco, gitanos ladrones.

Los romanticones, pastelitos, lloricas y pesaos.

Y así todas las etiquetas posibles.

Sin darte cuenta que, el primer paso para la división es la sobre-identificación.

Creer que lo tuyo es lo bueno, por decidirlo tú.

Y, que si lo piensas bien, es porque te lo inocularon.

De hacer divisiones saben mucho nuestros políticos, que la fomentan.

¿O crees que no alimentan las dos Españas?

Cuando te sobre-identificas, te aislas.

Ya no es posible la reconciliación, sin quitarte la razón.

Ya no es posible que te gusten otras cosas, sin dejar de ser tú.

... con las leches que has repartido a los diferentes... Ya no es posible.

Te crees el ombligo del mundo y estás en un corset, en un molde.

Si te duele darte de golpes con sus paredes.

  • Acolcha el molde, que lo de otros no te ralle.

    Hay mucha comedura de tarro ahí fuera.

    Menos opiniones sobre otros, mayor felicidad.

  • Afloja el molde, que no pasa nada por perder un poco tus formas.

    Mete cintura. Respeta que cada cual, tiene sus gustos.

    Que nadie tiene la razón absoluta al clasificar.

  • Abre ventanas en el molde, que entre el aire y la luz.

    Exponte, suelta las creencias a la hora de escuchar.

    Pregunta por lo que entusiasma y alégrate por ellos.

Esto se extrapola a: creencias políticas o culturales, diversidad étnica o sexual, …

Moralizar es poner una creencia en un pedestal.

Algo que ahora crees, con lo que te mueves por la vida.

Puede no ser cierto, al no tenerlo contrastado.

Si llegas a contrastarlo para tus circunstancias, será una certeza en ellas (mientra no cambien).

Pero, cuando llevas un juicio al estatus de programa moralizado, auto-cuestionarte resulta muy doloroso.

La mayor parte de las veces prefieres tener la moral intacta a ser flexible, falible y feliz.

Siempre te quedará estar moralmente intacto, pero inflexible, infalible (al no contrastar) e infeliz (al no abrazar al otro).

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