Hoy te quiero hablar de Superman.

 

Si, el de la “S” en el pecho y la capa.

A juego con ella, cinturoncín chillón.

Gallumbos, de esos que te regalan en fin de año, por fuera.

De los pocos adultos con katiuskas rojas.

Aquél que conoce el secreto para no degradar su vestimenta.

 

Presenta el kit completo del apocalipsis:

• De un soplido, te deja Madrid como con la Filomena.

• Con una arrebatadora mirada, flamea más extensiones de bosques

  (expresadas en medidas de campos de fútbol),

  que el cambio climático y los pirómanos juntos.

• Te da media guantá, tenemos tu entierro, y mis lágrimas en tu velatorio.

• Y es (casi todo) -proof:

  • Whaterproof: a prueba de H20, que no lo ahogas.

  • Bulletproof: las balas ni fu, ni fa.

  • Bombproof: hasta el punto de no ensuciarse los leotardos.

  • Femmefataleproof: la gachí jamona del malo, no le pone.

  • …

 

Tiene una segunda personalidad que paga las facturas.

Es un pringao en el curro, pese a estar bien titulado.

Torpe, como un político arreglando España.

Gafapasta, a lo hipster: “Contigo empezó todo”.

Y tan pasao de formal, que ni le gusta a una suegra.

 

Este tiene estrés laboral y la lía fuera del trabajo.

Se mete en una cabina de teléfono,

(que te tienes que ir a Londres pa’encontrar una),

y te sale con el pijama del Primark.

No gana pa’trajes y tiene loco al que mete el dobladillo.

Se pone bravo, achina los ojos y escucha damiselas y criajines en peligro.

Pega un brinco, espanta palomas y periódicos, llena las consultas quiroprácticas de crujir de cervicales.

Llega hasta el problema y desciende como un caza Harrier.

Reparte, pero suave, para no perder el cariño, que es 3 de eneagrama.

Y se pira (asustando ahora, a menos palomas y periódicos).

 

Pues entre,

el que lleva el ritmo en un concierto levantando la puntita del pie,

y el que te hace un tour en brazos por Metrópolis al salvarte,

solo hay unas gafas y un turbo-rojo de diferencia.

 

El alérgico a las piedras verdes con linternas dentro,

que es más admirado que Rafa Nadal,

oculta su identidad con unas simples lentes…

Me imagino frente al espejo:

No, máscara completa no, que da calor.

Con la semi máscara, se me aplasta el tupé.

El antifaz, me pica.

Mejor, me dejo un caracolillo y asunto arreglao.

 

Los autores son Jerry Siegel y Joe Shuster.

Hijos de emigrantes judíos, que debieron sufrir el rechazo.

Según tengo entendido, pretendían hacer una metáfora tipo:

Existen personas entre nosotros, que son súper-héroes y tienen súper-talentos.

De las que, tan solo, nos separa un pequeño detalle para reconocerlas.

Si la gente no enjuiciara tanto lo que ve, podrían contemplar la grandeza en los otros.

 

Cuando miras a alguien:

¿Ves las gafas o el caracolillo en la frente?

¿Qué te impide hacerlo? ¿De qué te beneficias por ello?

 

¿Y tú?

¿Qué ocultas bajo tus gafas?

¿Qué no sacas al mundo?

¿Qué temes perder en la cabina de teléfono o la puerta giratoria?

¿Qué se pierde el mundo por no ponerte la ropa interior por fuera?

 

P.D.: La explicación oficial, de porque no desvelan que es Clark Kent,

está en cómic Superman número 330. Él lanza rayos hipnotizantes, que van filtrados, por sus gafas fabricadas de kryptonita. No explica qué pasa si ves dos fotos, pero bueno, es un tío que vuela.

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