Espiritualidad para no espirituales. Parte III: Todos somos partes de un todo.
Contribuir y disfrutar con otros seres humanos, la naturaleza y el arte.
¿Te reconoces como una persona espiritual? ¿Te identificas en alguna de las cuatro cosa que pueden conectar con la espiritualidad?
Hay algunas teorías que dicen...
...que partimos de la "Fuente" al nacer. Similar a folios, de un blanco esencial, y a la que volvemos al morir, con tachones, renglones torcidos y la caligrafía aprendida.
...teorías como la del Big Bang (todo surge de un punto extremadamente denso y caliente).
... como la de la Unicidad (todo y todos somos UNO en la "Fuente"; sería el Panteísmo: Dios ES el universo; en contraposición al Teísmo: Dios creó el universo).
¿Te tienes que creer alguna de estas cosas?
NOOOO!!! No va de creerse nada. Va de sentir.
Por mí, como si piensas que la tierra es plana, como si tienes un Dios, 100 o cero patatero.
No quiero cambiar nada en ti.
Quiero que, si puedes, conectes con "algo".
Hay cuatro sensaciones que nos llevan a sentir que somos uno (puede que a ti te conecten menos o más): uno con los otros, uno con la naturaleza, UNO con TODO.
Contribuir (al bien común):
Para mí, es lo que sientes cuando das amor y aportas sin agenda oculta.
Algo que harías incluso de no verte nadie.
Te da felicidad en la acción, tan solo por ver a otros mejorar en una cosa, con independencia del resultado.
También en cooperar y buscar un fin común, en la familia, con las amistades, en nuestros equipos de trabajo,..
Hay una sensación de plenitud en ello.
Disfrutar con otros seres humanos (y de ti):
Se disfruta CON y DE otras personas, pero también con uno mismo.
Si habitas tu cuerpo, conectas con él, puedes expresarte haciendo deporte, con la danza, las disciplinas contemplativas,... y notarlo con los todos los sentidos (degustar tu comida favorita, calentarse al sol un día de invierno, olfatear su perfume rico, mirar las estrellas y escuchar olas romper).
En las principales religiones se menciona el cuidarse y cuidar al otro.
Dar a entender a la otra persona existen y que está bien tal cual es.
Disfrutar la conexión de pareja, con los hermanos, con los padres, con los hijos, con toda la familia (de niños a ancianos), los amigos, los compañeros,... incluso los extraños.
Esto ya lo pensaba antes de la pandemia, ahora toma mucha más relevancia.
Estar con otro nos recarga, nos hace bien.
No hablo de estar por estar.
Hablo de estar porque lo deseas.
De conversaciones relevantes, de escucha con verdadero interés, de tiempo de calidad, de enchufarte a esa conexión.
Y no es por tener lazos de sangre o compartir muchas horas, me refiero a quererlo y disfrutarlo, a eso que nos toca y nos llega.
También las experiencias físicas íntimas, de un abrazo cuando se necesita, de hacer el amor...
Compartir anhelos y permitirte ser vulnerable.
Ya sabes que estoy escribiendo sobre el AMOR. Creo que reconoces de lo que te hablo.
Disfrutar de la (conexión con la) naturaleza:
Es esa sensación de respirar muy hondo, de sentir un hormigueo, de querer detener el tiempo.
El contemplar un paisaje que te gusta (montaña, playa, desierto,...), oler la lluvia que se acerca, el sonido (el viento en las hojas, animales voceando,...), caminar descalzo por la arena echando raíces, comer picante (a mí me gusta) y que se te suden las ojeras.
Sumarlo todo, tener una sensación completa.
Acariciar un cachorro (sentir que te quiere), escuchar pájaros al amanecer, oler una fruta al cortarla, el atardecer desde un alto y el sabor a sal cuando sales de nadar en el mar.
Sentirlo todo y saber que tiene un sentido, que perteneces, que debe ser así.
Disfrutar del arte (de lo bello y lo que emociona):
Desde un paisaje urbano con sus líneas rectas o una preciosa obra de ingeniería, a las bellas artes (pintura, escultura, literatura, música, danza, arquitectura y cine).
Pero sin limitarse... a lo establecido... el límite es lo que consideres bello o te emocione.
Que desate tu curiosidad, tu mueca de sorpresa e interés.
Lo bello te emociona y lo que te emociona te hace sentir la viva.
Vibras, vives, te emocionas y te conectas... a todo.
Se pierde la noción del tiempo.
La atención es plena.
Es cuando más sientes la vida.
Son en momentos de ausencia de parloteo interior.
La medicina moderna se ha encargado de demostrar, que el cuerpo se beneficia de todo ello.
Junto con otras acciones como la gratitud o la gestión emocional, tienen un efecto real y medible.
Hay algo que nos hace sentir bien y que se mide desde fuera.
Que también lo notamos agradable desde dentro.
Aquí es donde primero quiero llegar: notar, se nota.
Y lo segundo, es que el sentimiento te lleva a que hay algo.
Algo más grande, que unifica y que da sentido a que existamos.
A mí esto me conduce a pensar...
que la Vida tienen un plan,
que hay fluidez en el aparente caos,
que se puede confiar en que las acciones cuenta,
que la profundidad y la belleza suman,
que cuidarte, cuidar a otros y al medio ambiente es necesario,
que pertenecemos a un sistema global,
que somos co-creadores y responsables,
que ninguno estamos separados del resto,
que nunca se está vacío,
que hay que dejar el mundo mejor que al llegar,
porque todos somos partes de un todo.
Como los nudos de una inmensa red de pesca que todo lo cubre.
Todos y cada uno somos un nudo. Un nudo, como el nudo de al lado, pero un nudo como ningún otro.
Todos siendo una parte, y en realidad,
todos siendo un todo.
Todo y todos tenemos un sentido y un cometido.
Todos estamos eternamente unidos en la travesía.
Todos atados por el cordón umbilical de nuestros niños esenciales.
Si quieres disfrutar del tiempo contigo mismo,
si tu anhelo va de sentir confianza ti y en la vida,
si deseas conectar con otros (como esa red),
si lo que echas en falta es emocionarte con la naturaleza o el arte,
si lo que te llama es poder contribuir y dar más sentido a tus días...
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