Espiritualidad para no espirituales. Parte I: Las 4 leyes de la aceptación
¿Te reconoces como una persona espiritual?
¿Identificas en las 5 cosas que te pueden conectar con la espiritualidad?
Tras el descreimiento que me produjo una educación de coles de monjas y curas, me volví agnóstico en el final de la adolescencia.
Durante muchos años, lo demostrable era lo que yo creía y rechazaba el resto.
Cultivé una mentalidad de ingeniero basada en la ciencia.
Desde la experimentación personal, descubrí que hay cosas que se sienten y son comunes a muchas religiones.
Sin necesidad de que nadie tenga que cambiar sus creencias, te invito a dejarte experimentar, si esto que te voy a contar es para ti.
Para mí, hay 5 grandes cosas que me conectan con la espiritualidad y están interrelacionadas entre ellas. En este artículo te hablaré de la primera de ellas:
Aceptación y sus 4 leyes (bajo estas líneas).
Agradecimiento - Gratitud. (¿Quieres mejorar tu vida? Da las gracias)
Todos somos partes de un Todo. Contribuir y disfrutar con otros seres humanos, la naturaleza y el arte.
Confianza en uno y en el Todo.
Desde “donde” hago las cosas que hago.
¿Sabías qué…? …la palabra "aceptación" viene del latín acceptatio y significa "acción y efecto de aprobar, recibir".
Se podría decir que la aceptación es la acción de recibir (lo que ocurre en cada momento).
Vamos con las leyes:
- Primera ley: “La persona que llega es la persona correcta”.
Es decir que nadie llega a nuestras vidas por casualidad
Todas las personas que nos rodean, que interactúan con nosotros, están allí por algo
Para hacernos aprender y avanzar en cada situación.
Las personas fáciles y las difíciles, con las que da gusto y con las que da susto, todas.
- Segunda ley: “Lo que sucede es la única cosa que podía haber sucedido”.
Nada, pero nada, absolutamente nada de lo que nos sucede en nuestras vidas podría haber sido de otra manera.
Ni siquiera el detalle más insignificante.
No existe el: “si hubiera hecho tal cosa hubiera sucedido tal otra…”.
No.
Lo que pasó fue lo único que pudo haber pasado, y tuvo que haber sido así para que aprendamos esa lección y sigamos adelante.
Todas y cada una de las situaciones que nos suceden en nuestras vidas son perfectas, aunque nuestro ego se resistan y no quieran aceptarlo.
Las situaciones fáciles y las difíciles, las que da gusto y las que jamás elegirías, todas.
- Tercera ley: “Cualquier momento que comience es el momento correcto”.
Todo comienza en el momento indicado, ni antes, ni después.
Cuando estamos preparados para que algo nuevo empiece en nuestras vidas, es allí cuando comenzará.
Esto va de no aferrarse a la expectativa, de lo que debería empezar en un determinado momento.
- Cuarta ley: “Cuando algo termina, termina”.
Simplemente así.
Si algo terminó en nuestras vidas, es para nuestra evolución, por lo tanto, es mejor dejarlo, seguir adelante y avanzar ya enriquecidos con esa experiencia.
Esto va, de no aferrarse a la expectativa de lo que debería, o no debería, terminar y en qué momento.
“No aceptar te ancla a puerto. Un barco está hecho para navegar”
Esto en ocasiones “pica”, y mucho.
¿Te ves en este “picor”?
El tema es que odias:
que las personas que te disparan tu dolor, se acerquen a tu vida, ó
que no llegue aquella persona que sí quieres (una pareja, quien sepa apreciar tu trabajo, tu diferencia…).
que te pasen cosas “malas” que te hagan sufrir, y que las buenas no sucedan.
que no te den ese puesto, que no se inicie ese romance, que no llegue tu jubilación, que no te empiece a sanar eso,…
que no pase el dolor de aquella pérdida, que no finaliza la superación de la enfermedad, que no se va a la mierda tal persona,…
“Nada derrumba los muros más rápido que la aceptación” (Deepak Chopra)
La pregunta que me hacía muchas veces era:
— Pero, ¿cómo acepto algo?
Y es que pensarlo, sin más, no parece funcionar.
Muy esquemáticamente:
Reconocer el valor que tiene para mí lo que deseo aceptar.
Dejar que surjan las emociones y nos dejen el mensaje.
No se puede aceptar lo que consideramos “malo”, todo aquello que tiene una connotación negativa es entre complicado e imposible.
Ir hacia una interpretación neutra de lo que pasó.
Renunciar a la lucha, a querer cambiar lo que ya es.
Es la rendición a la realidad, que no la sumisión, ni conformarse, ni la inacción.
Lo que fue, fue.
Confiar, confiar y confiar en que todo lo que pase es perfecto para ti.
Y no podría haber sido de otra forma.
Extraer el aprendizaje.
Eso que nos pasó se ha vuelto talento para afrontar la vida.
En ocasiones tarda en aparecer.
Aquí se nota el aumento de resiliencia.
Entrar en agradecimiento por ello y la persona en la que te ha convertido.
A nadie se nos escapa, que en ocasiones, se complica mucho aceptar algo.
Requiere su tiempo, su energía, su dedicación.
Y que podemos necesitar un profesional que nos guíe en ciertas situaciones, para poder hacer el cambio de interpretación.
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