Manu Galán

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¿Hay emociones negativas? 2/3 – Miedo a sufrir.

En el artículo anterior, comentaba la etiqueta “negativa” que se pone a algunas emociones. Léelo en este enlace.

 

Hay un gran miedo a sentir dolor.  

Como si ya el propio miedo no doliese.  

Como si se pudiera correr más rápido que lo que hace daño.  

Huyendo por siempre del dolor. 

 

Si eres del común de los mortales… 

Obvio, que no elegirías tener emociones que te dejan mal cuerpo. Como la rabia, la tristeza, el asco o el miedo.  

Obvio, que no quieres que te duela. Y tampoco su versión mental alimentada, el “sufrir”. 

Obvio, que vivir otras emociones te gusta más. 

 

Pero hay un realismo emocional:  

Si alguien traspasa uno de tus límites, sentirás rabia. 

Si pierdes algo importante para ti, sentirás tristeza. 

Si algo lo percibes como nocivo, sentirás asco. 

Si crees no tener la preparación suficiente, sentirás miedo. 

Hay una causa y un efecto. 

Tan solo, algunas personas, tienen “roto” el mecanismo que produce una emoción acorde al disparador.

No sienten lo que “toca” sentir. 

No es que tengan una gestión de monje tibetano, es que si pinchas, no sangran.

Es más habitual, que tengamos “el cable cambiado”. Por ejemplo: 

Muchas mujeres, en lugar de sentir rabia por ese límite traspasado, se sienta tristeza.  

Muchos hombres, en lugar de sentir pena por una pérdida importante, sienten rabia. 

Esto es por el condicionamiento aprendido en la infancia.  

No te valoraban tener una determinada emoción, o directamente, te hacían el feo.

Eso sí, te daban una salida para que manifestarás la energía que la acompaña, por medio de otra emoción. 

¿Y qué pasa con esto?

Pues que crea una primera división entre emociones: adaptativas, anuladas y sustitutorias. 

 

El tema es que, en una vida normal, recibir algún daño es ineludible. 

Y llevado a tu vida, negarlo también genera angustia.  

Mientras que, padecer por el malestar, es optativo. 

El dolor es inevitable, pero sufrir es opcional. - Buda 

 

Pocos están al nivel de Buda en estos asuntos.  

No nos pongamos a abrazar árboles tan pronto.  

Que esto implica un cambio grande de conciencia, hacia la madurez emocional. 

Un viaje desde el victimismo a la responsabilidad, que hacerlo en solitario cuesta mucho. 

Pero cada quien, a su manera, tiene a su disposición formas de llegar. 

Lo inútil e infantil es negar el dolor. 

 

Llegado el evento, en el que te hace pupita de la que escuece mucho, la forma de salir de ahí no es evitar las emociones.  

Es reconocerla, extraer el mensaje, aceptar la energía que traen, y en caso de ser posible, usar dicha energía para resolver el asunto que inició el ciclo. 

Por lo que: 

No se trata de no tener emociones de sensaciones desagradables, se trata de transformar lo que vives atravesándolas. 

 

¿Necesitas acompañamiento para atravesar tus emociones? 

¿Y para extraer los mensajes? 

¿Sabes cómo transformar la energía en resultados deseados?  

 

Podemos ir juntos, a resolver esas emociones que se quedan sin gestionar. 

Las atragantadas. Las que no pasan. Las que te hacen pupita de la que escuece mucho.

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