Te ganarás el pan con el sudor de tu frente, hasta que vuelvas a la misma tierra de la cual fuiste sacado. Porque polvo eres y al polvo volverás.  - Génesis 3:18-19

Y nunca mejor dicho, esta es la génesis del “trabajar como mulas” y que comulgues con ello.

Hoy, no va para quienes están en la carrera del ascenso al CIELO.

Y, sin meterme en condicionamientos, que generan creencias:

- Escuchar: ”El trabajo que dignifica” (condicionamiento vicario).

- Sentir: “Así me gusta, bien hecho”  o “En casa, no se hacen las cosas así” (operante).

- Asumir: “Ven, que te enseño a hacerlo como Dios manda” (clásico).

Hoy, sí va de que, el trabajo (también) es una fuente (compleja) de masaje al ego.

“También”: que no hay que perder de vista que, da dinero en un mundo materialista.

“Compleja”: porque tiene más trampas que la carrera de un político.

Y “al ego”, porque te crees que te hace mejor (inteligente, capaz, útil, voraz,…). Pero sobre todo, dándote la razón a corto plazo, y la zancadilla a largo.

Quiero que veas que, tu orientación al sacrificio (lo que te lleva a sobre-implicarte), tiene mucho de auto-palmadita al hombro.

Mierdas de la vida, mucho de algo que te hace “bien”, te termina haciendo “mal”.

Bebe demasiada agua y te desmayas, o duerme 12 horas y te levantarás zombi.

Con darnos auto-valoración laboral, pasa lo mismo.

Te haces yonki de ese reconocimiento interno.

Cada día necesitas un poco más y terminas sobre-implicándote.

Ejemplos:

1.          Te satisface la corrección y perfección en lo que haces. Pero terminas chillando a tus empleados, por no hacerse las cosas con tu loco estándar.

2.       Ayudas a los compañeros a sacar el trabajo. Pero tu necesidad de aprobación te hace cargar de más y, aprovechando tu punto flaco, te asfixian a “hasme un favorsito guapi”.

3.        Te pone cumplir objetivos, y cada vez, los aceptas más altos y con menor comisión. Una adicción 💩 a la mejora.

4.        Te mola distinguirte del resto con tu originalidad, y terminas apartándote, que tus rarezas no se las tragan.

5.       Eres friki-especialista de tu curro, y terminas asumiendo las tareas más difíciles y solitarias (“que no hay quien trabaje contigo”).

6.       Eres quien mejor defiende los colores de la empresa, y tu compromiso eclosiona en jornadas interminables, pollos que se arman solos y pilas de trabajo por hacer. 

7.        Te entusiasma empezar proyectos y terminas consintiendo ir a la guerra con un tenedor (“ahí te las compongas”).

8.       Sientes que puedes con todo y, a tu instinto de expansión, lo corresponden dejando que empujes trenes curro solo.

9.       Te gusta estar a buenas con todos, y al final dejas que te aplasten, porque no vas a poner los puntos sobre las íes con el resto.

¿En qué medida te has sobre-implicado en el trabajo?

¿Sabrías salir de ello sin hacer el elefante en una cacharrería?

¿Crees que sería mejor hacerlo conmigo?

Lo primero es que te suscribes en el cajetín de abajo (por política de privacidad y hacer filtro), y luego me contestas a cualquiera de los correos que te mando.

Un abrazo,

Manu

PD 1: ¿Te cuesta ver tu en el ego laboral?

¿Cómo sería que no te la jugara?

PD 2: ¿Te sale contarme tu tipo de sobre-implicación laboral? (con todo lujo de anonimato)

PD 3: Para más de sobreimplicación, pincha aquí. Y de eneagrama aquí.

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