Manu Galán

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Baile interrumpido. Movimiento ambivalente hasta el apagón.


Hace 2 correos artículos, arrancaba con:

Parto de la premisa de padres sanos,

que llegaron a tu edad adulta

y que su ego no tapa tu bienestar.


En esa ocasión, arrancaba de esos padres sanos, pero con sus “temitas”.


Y en el anterior, eran de los progenitores que… no.

Porque sus “temitas” eran “temazos” y marcaron a fuego.


En este hablaré de los padres que no llegaron a tu edad adulta.



No sé si fue tu caso, pero seguro que conoces el de alguien.

El fallecimiento de uno de los padres, pese a “no llegarlo a conocer” o tener “la edad del pavo a punto de caducar”, se adhiere con superglue al alma.


No en todos, pero sí en muchos casos, se genera un movimiento interrumpido.

El movimiento interrumpido.

No solo ocurre en la muerte física de uno de los progenitores.

También de otros familiares, en separaciones traumáticas, rechazos frontales u hostiles, ausencias emocionales muy gordas,... tela marinera.

Es como seccionar la conexión emocional.

Se puede producir con el padre, pero lo habitual es que sea con la madre.

Duele a volumen 100, pero se procesa con habilidad de principiante.

Desde ese momento, se evita la entrega amorosa completa, no sea que tomes cariño a alguien y también se pire (incluidas futuras parejas).



Aparte de las circunstancias propias de la falta de uno de los padres:

  • Revivir el dolor previo a ocasiones especiales (la mesa familiar que cojea), y hay comparación con otros críos.

  • Ese padre, que no sabe hacer de madre y lleva su propia cruz.

O esa madre, que se vuelve también padre y ahora hace falta su energía femenina, por el duelo sin concluir.

  • El mayor de los hermanos, a quien encomiendan suplir, en parte, al fallecido.


También está el propio movimiento:

En el centro de la pista de baile, la sensación de inseguridad que acompañará al niño.

Los giros, las idas y venidas, son las de querer acercarse y alejarse.

Anhelar y evitar.

No llegar nunca a la intimidad, confianza y entrega…

Es bailar despegados.

Es un imán que cambia su polaridad, atrayendo y repeliendo.

Aferrándose a la desconfianza en el amor.

Te conviertes en autosuficiente o dependiente.

Cuando no hay confianza en el amor… la vida pierde color.

Fuera de las rimas fáciles, están los momentos difíciles.

Tomando las riendas de lo que duele, sin hacer el kamikaze, es como brotan los pigmentos.



Para que te acompañe, me contestas te suscríbete y me contestas a cualquiera de los correos que te mando.

Vemos si somos las personas apropiadas para ocuparse de ello.



Un saludo,

Manu



P.D.1: Si te suena a generar apegos evitativos, ansiosos o ambivalentes… estás en lo cierto.


P.D.2: Relacionarlo con la Navidad me quedaría feo…


P.D.3: Es curioso que la ausencia es de los padres, pero el sufrimiento es de los niños.

P.D.4: Si a alguien de tu entorno, crees que pueden servirle estos correos artículos, reenvíalos o comparte: www.ManuGalan.com

P.D. 5: Esto se lo mando a mis suscriptores.

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