El álbum de cromos del reconocimiento laboral
Por si la vida de adulto, te robó la infancia, un álbum de cromos tiene páginas donde se deberían pegar solo los que corresponden.
No otros de esa u otra colección.
Incluso algunos álbumes eran de cupones que, al completarlos, te daban algo.
Pues en el trabajo y las relaciones, funcionamos igual, con cromos.
Cada uno llevamos unas colecciones.
Por cada feo que te hagan, pones un cromo.
Al igual que en las colecciones, hay cromos (o feos) a los que das más valor.
Al acumular, decidirás descambiarlos y retornar el agravio a su causante.
Ejemplos:
Si no recibes el sueldo a tiempo, pones un cromo estrella en tu álbum. Depende de otros factores, pero con ese ya te puede bastar para empezar a saldar cuentas.
También las faltas de respeto o integridad física o emocional, que hasta se legislan.
Hay otros casos, que pudieran parecer que no cuentan, pero lo hacen por acumulación.
Si alguien no te saluda las suficientes veces, dejarás de hacer lo tú, devolviendo el cromo. Incluso, justificarás decir, es que un desaborio, en la pausa del café. De escalar el tema, encontrarás como pisarle en callo.
Si no te cambian el día de vacaciones… PUM!!! Cupón al canto, y te llevas algo de material de oficina, porque tú lo vales.
Horas extras no pagadas, aparte de cagarte en tus muertos, lo mismo dejas de avisar de lo que encuentres, y que se jodan con el lío que se forme.
Y así vuelan cuchillos en la oficina.
Pero también pasa con el reconocimiento, que va a un álbum distinto.
Te pagan y devuelves un cromo (con tu trabajo) en función del valor que percibes por ese salario y del miedo a perderlo.
¿Te podría servir, un gracias por reenviar el adjunto que ya mandaste la semana pasá?
La subida del IPC o quinquenio, si no viene acompañado de algo más, te va a generar deuda.
Una triste evaluación de rendimiento, por un año en el que te has sobreimplicado, te va a hacer apretar los dientes.
Las injusticias: El aumento o el ascenso que no llega, esa persona prometida de apoyo que se pierde en el olvido, los “¿qué hay de lo mío?”, que volaron al limbo…
Se te acumulan los cromos y los álbumes, se juntan con tu identidad de profesional, con el desgaste de sobreimplicarte, con la inercia de los días, las jaulas del (dis)confort, … el que se te hace bola devolver esto sin mandarlo todo a tomar por culo. Y vas, y lo somatizas tu (enlaces 1 y 2).
El reconocimiento tiene que llegar pronto tras el esfuerzo y notarse sincero.
Y si es que en tu trabajo son de reconocerte de palabra, que no suele ocurrir, también vas a necesitar más cosas:
· Que cumplan las promesas.
· Que corten los conflictos laborales.
· Que te protejan de los clientes tóxicos.
· Que miren por tu conciliación.
· Que cuiden tu salud (física, emocional y el descanso).
— Manu, si tiene tan poco sentido, ¿por qué se sigue trabajando tanto?
El tema tiene que ver con el tipo de “caricias emocionales” que te dieron de peque y la interpretación que diste.
Queda para el siguiente artículo… por eso es mejor estar en mi lista de correos.
De momento, podemos ver que pasa con tus cromos, si tienes cupones a cobrar, si has ordenado tus colecciones.
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Un abrazo,
Manu
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